7.4.07

El Pan de Vida, Comunión

(Blog De Bello Pallico) Referente a repartir la Comunión de manera que se "conociera" a todos los comulgantes podria hacerse con una ramificación (una xarxa), una red de diáconos-nas encargados para este fin teniendo cada repartidor una lista concreta de cristianos a quien atender. El problema surge de buen principio en que la Iglesia entrega el Cuerpo de Cristo sin pedir nada a cambio, y pidiendo al menos que el comulgante se hiciera cargo del control de otros 10 comulgantes ya seria el primer paso. Con solo lanzar la petición de voluntarios-as a este fin, como tambien de pedir catequistas en los púlpitos, a bien seguro saldrian por gracia de Dios los voluntarios-as. Pero todavia chocamos con cierta tradición que reserva la Eucaristia para solo las manos del sacerdote. En las misas primitivas, el "celebrante" luego de consagrar repartia el Pan a los diáconos y estos lo distribuian a los fieles y tambien a los enfermos. Los que van a Roma, a Fátima o a Lourdes, generalmente en grandes aglomeraciones, van en grupos inscritos a una entidad religiosa concreta y el estar inscritos ya permite una cierta identificación y control, luego a la hora de comulgar podrian hacerlo de las manos de sus sacerdotes compañeros de viaje. El cuadro plástico de una larguísima hilera de gente que se acerca a un solo sacerdote para comulgar, realmente lo encuentro inadecuado, por el exceso de trabajo del sacerdote y por su incapacidad de "identificar" a los suyos. Vuelvo a repetir que, para tener voluntariado hay que exigir un mínimo de colaboración a la comunidad a cambio de poder acceder a la Eucaristia, y este mínimo deberia ser ofrecese como voluntario repartidor y controlador. Este seria un buen tema para los estudiantes de Teología en su tésis doctoral.

Silveri Garrell (blogger)
Yo mismo en algunas épocas he ayudado a los sacerdotes a repartir la Comunión y puedo hablar por experiéncia própia. En el sistema de dar la Comunión en la boca, algunas veces sin querer accidentalmente se hace pequeño contacto con la mano en la boca de algún comulgante y por esto luego se puede propagar algun virus de boca a mano y luego de mano a boca, se tendría que lavar las manos el que reparte la Comunión cada vez que hay contacto accidental con alguna boca. En todo caso este contacto de la mano con la boca se podría evitar repartiendo la comunión en "cámara lenta" muy lentamente con mucha precisión y con una destreza manual milimétrica que resulta imposible y utópico si se pretende no fallar nunca. Las gentes se acercan en fila y hay que dar la Forma no con prisas pero tampoco mirando con lupa para no tocar lenguas. La distància entre mano y boca al depositar la hostia en la lengua es como máximo de 2 centímetros que a veces se acortan por imprecisiones de movimiento del comulgante o falta de acierto del repartidor. Se requiere mucha "punteria" y si a un repartidor le tiembla la mano no sirve para darla en la boca, y con lo viejos que son los curas a la mayoría ya les tiemblan las manos. Este es el problema de dar la Forma en la boca: distancia milimétrica entre la mano y la boca que accidentalmente a veces falla.

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